Una pantalla es un lugar para la mirada, la mirada puede ser pasiva y de hecho es ese estado el que generalmente atrae hacia ellas y el que ellas causan.
Cuando se activa la mirada la pantalla se descompone, primero es una acción, dos acciones, un motivo en primer plano, un background, luego si lo que ocurre en la pantalla es potente como para trasladarnos su intención, podremos hallar otros planos en el plano, acciones simultáneas de tiempos separados… la pantalla entonces se convierte en un punto focal.

Las pantallas y las pinturas son planos y al igual que en ellos, cuando el formato físico se interviene para lograr una nueva expresividad, lo primero que se afecta y confronta al observador es el punto donde se desplaza la atención de su mirada.
Los polípticos son una progresión exponencial de este fenómeno, son una conjunción narrativa, fractales.

Separar el cuerpo derecho frontal de El Jardín de las Primeras Delicias es un símil de hacerlo con la pantalla derecha del tríptico de Napoleón (Abel Gance). El infierno presenta decenas de planos-acciones que están diseminadas en la composición y a los que con una observación más detenida podríamos atribuir (o argumentar) las características de una progresión dialógica, secuenciada y extrapolable a las escenas de Hans Memling.

Entonces qué determinan los cuerpos del políptico en lo narrativo?
El plano puede ya albergar una gran complejidad de mensajes, que usando la distancia y el intervalo a manera de conectores generan un sistema auto suficiente y, en este sentido, parece que fuese un trámite formal la separación dada por el bastidor, los límites del marco, el formato de un cuerpo usado como tramoya.

En el políptico está la sensación de observar una secuencia en loop de las mismas imágenes. A causa de las guerras, el mercado o el tiempo, estas composiciones han sido separadas y enmarcadas como piezas individuales, generando la exposición de fragmentos con capacidad de significado como nuevas obras.

En la observación de uno de estos cuerpos individualizados la mirada del observador lee lo que le es ofrecido e ignorante de los cuerpos faltantes, extrae la información del único plano que dispone… acciones, personajes, fueras de campo… En el políptico unido la mirada se desplaza generalmente al cuerpo central y es esa mecánica la que empieza la formación del argumento.

La centralidad física es susceptible de alteración por movimiento, luz u otros factores que definan el punto de atención, sin embargo la mirada desplazada del centro mantiene la ilusión de ver aparecer en algún momento un giro desde aquel espacio vacío del que no logra sustraerse definitivamente.