Amanezco casi siempre con la ropa del día anterior y el colchón sin sábanas tirado en el piso. Me gusta que el canto de los pájaros me despierte lentamente desde temprano, pero hace mucho tiempo que no los oigo más. En su reemplazo tengo el timbre creciente de la alarma del celular. Las ventanas si el clima es bueno están abiertas y veo agitarse las hojas de los árboles desde mi tercer piso en la colina de una ciudad que no conozco.
El hambre nunca me llega más que por el ocio o por la evasión de un ritmo que me congratula y me desanima una y otra vez sin tregua a pesar de que conozco lo vicioso del círculo alrededor de mis días. Los árboles son más bellos los fines de semana cuando merma el tráfico y, sin ruido puedo echarme a ver como mis pensamientos forman figuras en el cielo, un estar muerto aparece enredado en mi cuerpo. Estoy solo.
Cabeceo entre las horas que me pasan como un ejército por encima, soy un elefante en el desierto, mi piel sólo son grietas crujientes. Y debo irme ahora hacia ningún lugar, simplemente debo abandonar este barco de mañanas ruidosas, días de pago, almuerzos a domicilio, tardes encerradas de calor insoportable. Para tal propósito he decidido suicidarme de una manera hermosa, pues más que un abandono o de una escapatoria se trata de cumplir un sueño.

En menos de un mes voy a iniciar un curso de buceo, voy a recibir una serie de clases de aproximadamente un par de semanas. Cuando el curso acabe voy a faltar al trabajo sin explicación, voy a tomar un avión a un lugar donde el mar acaba y voy a buscar un bosque de algas. Me sumergiré con todo el oxígeno que pueda guardar y voy a descender durante dos minutos y medio hacia el azul total. Actualmente puedo resistir un poco menos de tres minutos en apnea estática, así que si estoy descendiendo con un mínimo de oxígeno consumido en el equilibrio de presión y otro tanto en el esfuerzo, cuando se cumpla este tiempo habré perdido la posibilidad de resistir la subida hasta la superficie. Para evitar que mi cuerpo flote eliminaré todo lo que quede en mis pulmones de una rápida bocanada y abriré una puerta inmensa en mi cerebro para que llegue la hipoxia con su cuerpo de droga infinita y me arrastre hasta la muerte.

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